La Rosa de Jericó celebra su 125 aniversario
La pastelería "La rosa de Jericó" cumple 125 años y lo hace de una manera elegante, vanguardista, subida al tren de las nuevas tecnologías sin perder un ápice de la calidad que la ha hecho famosa durante más de un siglo.
Hablar de "La rosa de Jericó" es hablar de tradición, de sabor y sobre todo de capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. Carlos Jericó heredero de este negocio centenario explica que tomó las riendas de este negocio porque es algo que "he vivido desde pequeño, a través de mis padres y de mis tíos, y con el tiempo decidí asumir este negocio donde lo que más me motiva es ser otro eslabón de la cadena".
Carlos Jericó afirma que "este es un trabajo muy sacrificado pero te puede la ilusión, el probar una dulce nuevo o crear una galleta diferente asi como innovar en las elaboraciones u ofrecer un aspecto diferente en nuestro escaparate que atraiga las miradas".
En cuanto al origen del nombre del establecimiento, explica que "yo siempre he pensado que en parte tiene que ver con nuestro apellido, por mi padre contaba mil historias. Lo cierto es que hace 40 años se hizo muy famosa una película donde salía la rosa de Jericó, y se decía que servía para que las parturientas rompieran aguas, y mis tías que empezaron a conseguir rosas que les traían amigo de Jerusalén durante un tiempo las traían y la repartían. En la actualidad sólo nos queda una que está en casa, a la que le echamos agua y abre los pétalos, pero sólo en ocasiones especiales".
Tanto Carlos Jericó como su mujer, Mónica Sales, que es la artífice de los elaborados escaparates de esta pastelería son conscientes de que son un punto de atractivo turístico pero también tienen una clientela fiel que siempre pide lo mismo. "No obstante, eso no impide que sigamos sacando nuevos productos para atender a las demandas que van surgiendo o que recuperemos otros que son tradicionalmente valencianos y habían desaparecido, como la tarta de punta de diamante que aunque recuerda a la pastelería francesa lo cierto es que es valenciana y por eso insistí en volver a ponerla", explica Mónica Sales.
Respecto a sus escaparates, que destacan especialmente en fiestas señaladas como el 9 d´octubre o Navidad, entre otras, Sales reconoce que "es muy sacrificado y costoso, pero hay que hacerlo porque los clientes entran la gran mayoría de las veces a través de él".
No obstante en el escaparate de La Rosa de Jericó no solo hay productos de pastelería y confitería, Carlos Jericó y Mónica Sales son unos grandes defensores de los artesanos valencianos, por eso colaboran con ceramistas, con creadores de pañuelos, con azulejeros y con un largo etcétera, porque "el tener estos productos es un plus, un regalo que une sentimiento y sensibilidad que va más allá de la confitería y por eso nos preocupamos por buscar artesanos como el ceramista Juan Carlos Iniesta que es Premio Nacional de Cerámica. Los buscamos porque sentimos afinidad con ellos, porque solemos tener los mismos problemas y parece que somos una especie en extinción, por eso tenemos que apoyarnos".
En cualquier caso, pese a las modas light, la introducción de otro tipo de pastelería como la americana, La Rosa de Jericó subsiste porque se adapta a los nuevos tiempo con la puesta en marcha de su tienda on line, pero además porque aúna tradición con sabor y una gran dosis de creatividad e imaginación.