El origen de El Rastro de València
La historia de El Rastro de Valéncia es “casi” tan antigua como la propia ciudad, al menos según las crónicas locales. Se tiene conocimiento de él por primera vez cuando se montaba en las inmediaciones del Mercado Central, que por aquel entonces era el centro comercial de la ciudad. Alrededor de la Iglesia de los Santos Juanes montaban sus puestos desde chatarreros, hasta libreros, traperos, vendedores de antigüedades y muebles viejos… algo que poco difiere de su naturaleza actual. La economía de la ciudad no era como la actual y la venta de segunda mano (o más) era muy habitual como forma de subsistencia.
Sin embargo la Guerra Civil cambió la historia de El Rastro tal y como cuenta rastro.es.tl cuando ésta pasó, los puestos desaparecieron quedando apenas algún que otro puesto en les covetes de la Iglesia de los Santos Juanes y poco más. Ya en los 60, cuando la postguerra había terminado, El Rastro empezó una nueva etapa en el centro de Valencia trasladándose a En 1960, el Rastro comienza una nueva etapa en el mercado de la Congregación, situado en la plaza de Nápoles y Sicilia. Ya no queda nada de este mercado que por aquel entonces contaba apenas con unas pocas casetas y con poquísimas ventas.
Fue por aquel entonces cuando se aprobó en un pleno del Ayuntamiento el 26 de febrero de 1960, la autorización necesaria para realizar la venta ambulante, durante los domingos y festivos algo que sin duda ayudó a El Rastro. En un principio contó con una decena de puestos donde vender objetos de segunda mano y quincalla. No sería hasta mediados de la década de los 80, cuando El Rastro no vive su época dorada extendiéndose incluso hasta la Plaza del Arzobispado. Cada vez acude más y más gente y las paraetas no dejan de crecer. Sin embargo el gran desorden en pleno centro de la ciudad llevó a la por aquel entonces alcaldesa de València, la socialista Clementina Ródenas, a un proceso de mayor regulación limitando su ubicación en la Plaza de Nápoles y Sicilia, la plaza de Mosén Millá y calle del Barón de Petrés.
A principios de los años 90, El Rastro volvió a cambiar de ubicación por enésima vez. En esta ocasión al parking del Antiguo Hospital, colindante con las calle de Guillen de Castro y Quevedo. Sin embargo poco duró la experiencia en este sitio ya que se iniciaron las obras del actual MUVIM por lo que El Rastro fue reubicado en su sitio actual, en la plaza Luís Casanova, cerca del estado del Mestalla. Un espacio más accesible y amplio para puestos y visitantes donde acuden cada domingo más de 500 vendedores.