Carmen Posadas: Vengo con más frecuencia a Alicante y a Valencia, que como esta no hay ninguna
Para quienes amáis la literatura, las novelas de la periodista y escritora, Premio Planeta, Carmen Posadas son un deleite, con su sentido de humor inteligente y con su exquisita sátira social y retratos de personajes. Nos habló no solo de su última novela “La maestra de títeres” sino de sus inquietudes e iniciativas, gracias a la labor conjunta de Casa Mediterráneo y Fundación Cañada Blanch, en su apuesta por el impulso de la literatura y cultura entre los países de la cuenca mediterránea con el ciclo #LetrasdelMediterráneo.
Carmen Posadas, que nunca creyó que iba a ser escritora, porque creía que estaba fuera de su alcance, ha vendido, hasta el momento, 90.000 ejemplares de su tercera edición de la interesante novela “La maestra de títeres”.
C.S.: - Es muy preocupante y triste que algunas editoriales busquen perfiles y no autores. ¿Cuál es tu consideración?
C.P.: - Está pasando en literatura, pero también en muchos otros ámbitos que lo que buscan es un perfil, esto es políticamente incorrecto pero lo que antes era siempre un inconveniente ahora se ha convertido en una ventaja y si al mismo tiempo eres animalista, y al mismo tiempo eres vegana, y no sé cuánto… “Eso” automáticamente parece que te da más talento.
C.S.: - La Fundación Cañada Blanch y Casa Mediterráneo impulsan la literatura y la cultura entre los países de la Cuenca Mediterránea, internacionalizando España y la Comunidad Valenciana. ¿Qué mensaje quiere aportar Carmen Posadas?
C.P.: - Yo solo puedo hablar de mi experiencia y mi experiencia es que la parte de España a la que vengo con más frecuencia es Alicante y Valencia.
C.S.: - La cuenca mediterránea.
C.P.: - Sí, a toda la cuenca mediterránea, hay otras partes que aparentemente son más intelectuales o se supone que tienen más interés cultural pero, yo te digo, que como esta no hay ninguna.
C.S.: - Gracias.
C.P.: - Cada pueblo hace un esfuerzo por tener un encuentro cultural o jornadas de poesía o veinte mil cosas, lo admiro mucho, porque la mayoría de estas cosas son por iniciativa privada.
C.S.: - Ahora comprendo con tus palabras y tu gran trayectoria que poseas una cátedra y no hayas ido a la universidad.
C.P.: - Muchas gracias.
C.S.: - Todas tus novelas son autobiográficas como tu última novela “La maestra de títeres”. Háblanos de tu maravillosa novela.
C.P.: - Es una novela que quería contar a través de dos mujeres que son muy distintas.
C.S.: - En tres épocas distintas.
C.P.: - Una es la postguerra, los años 50, otra es la transición, que es un momento que España cambia como de la noche al día y después, el presente; entonces lo que hago a través de dos mujeres, que son muy distintas, una es muy idealista, romántica, es buena y la otra es una trepa, es aprovechada, es lista y se sabe colocar en los sitios adecuados y ese es un poco el ejercicio que quería hacer. Son historias que se van entrelazando y al final convergen en un misterio, que yo creo que es lo mejor de la novela porque es una sorpresa.
C.S.: - Pones “piedras de pulgarcito” ¿Las pones en todas tus novelas?
C.P.: - Sí, siempre, además son “piedras de pulgarcito” muy distintas, algunas son como guiños a personas que me conocen, y eso lo aprecia mi familia, el por qué a un personaje le llamo de tal forma porque me recuerda a mi tío o a mi primo (eso solo gente muy cercana se da cuenta). Siempre voy dejando, como en la novela “La maestra de títeres” que es de intriga, y como te digo, el final es muy sorprendente, pequeñas pistas para que cuando llegue la resolución el lector diga: ¡Ahí va! Me ha engañado pero, sin embargo, estaban todas las pistas ahí.
C.S.: - Quiero poner de manifiesto tu iniciativa cultural como es la escuela de escritura por internet que diriges, orientando a escritores y a muchas personas que no lo son y quieren transmitir un mensaje en un momento crucial de su vida.
C.P.: - Sí, de lo que estoy más orgullosa en mi vida es de esta escuela. Llevamos como cerca de siete años y cinco mil alumnos, muchos de ellos con obra publicada.
C.S.: - ¡Cinco mil alumnos! ¡Enhorabuena!
C.P.: - La idea era cumplir un sueño que tuve joven, para mí era muy importante. Cuando nos planteamos esta idea lo hice a medias con mi hermano Gervasio, entonces me matriculé en los cursos que hay en EE.UU. e Inglaterra para ver cómo era la mecánica y me di cuenta que estos talleres, que muchos de ellos estaban dirigidos por autores muy famosos, las cosas que decían, yo que soy del gremio, no entendía nada y mi impresión era como los cocineros que siempre se reservan un ingrediente para que no te salga la receta, y entonces, decidimos que íbamos a hacer un poco como una traición al gremio de los escritores y contar todas las recetas, no solamente la mía, sino también la receta Hemingway y la receta Dostoyevski.
C.S.: - Como empezar siempre con un frase o pregunta importante. Te quería preguntar ¿Qué te permites decir como mujer, ahora, en el siglo XXI?
C.P.: - Está el asunto de lo políticamente correcto, que en el fondo es una mordaza que nos ponemos entre todos, porque antes existía la censura, en “La maestra de títeres” se habla de los años 50 y en aquella época existía la censura previa, que tú no podías publicar depende de qué cosas porque te las prohibían pero, sin embargo, la gente muy inteligente conseguía saltarse la censura, pero ahora hay una censura mucho peor que es la autocensura, cantidad de cosas que no se pueden decir porque vas, supuestamente, a ofender a las mujeres, a los niños, a los animales o a quien sea, y yo particularmente, me molesta mucho todas estas cosas del feminismo mal entendido que creo que nos está haciendo mucho daño y entonces me permito decir cosas que los hombres no pueden, cosas que yo digo que si lo dice un hombre lo cuelgan en la plaza pública, pero yo soy mujer y sí las digo.
C.S.: - ¿A qué te atreves o te atreverás? porque tú eres una persona que no tienes barreras.
C.P.: - Antes era muy prudente pero ya como dicen “voy tirando la chancleta”, voy diciendo todo lo que se me pasa por la cabeza. No, procuro decir lo que todo el mundo piensa…
C.S.: - Y no se atreve…
C.P.: - Y no dice. Para mí es muy gratificante cuando voy por la calle que la gente me diga, tengo este artículo tuyo guardado en la cartera porque me ayudó, o se lo mandé a mis hijas, o a mi tío. Escribir es como el náufrago de Forges que está en una isla y que tiene una botella que no sabe a dónde va a parar, cuando de repente encuentras a dónde llegó tu botella y dices: ¡Ay! ¡Valió la pena!
Entrevista realizada por Carmela Sánchez
Fotografías realizadas por J. Félix Gimeno
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