Mar Blau acoge un `showcooking´de Carlos Medina
Como un goteo fueron llegando los comensales observantes y el bullicio crecía a medida que el momento de comenzar el `showcooking´ del cocinero Carlos Medina, llegaba.
"L´enfant terrible" de la última edición de Top Chef tomó las riendas de los salones Mar Blau de Canet para dar rienda suelta a un menú donde plasmó toda su creatividad y aunó la tradición española con reminiscencias orientales.
El menú, que consistió en seis platos, fue creciendo en cuanto a sabor, potencia y picante, aunque como el mismo chef advirtió, se había comedido puesto que en el restaurante que próximamente abrirá en Valencia la carta lo será mucho más.
El primer plato consistió en una ostra con esferificaciones de salmón y una salsa a base de soja, vinagre alcohólico y fermento de arroz, todo ello sobre una base de hielo.
En el segundo plato apostó por lograr un intenso sabor a mar, así osmotizó una caballa limpia con pino, manzana, lemon gras y un largo etcétera de ingredientes que confirieron al pescado un sabor delicioso, sobre todo al combinarlo con algas frescas y con plancton. Un sabor que sorprendió a muchos de los cientos de comensales que participaron en este evento culinario, pero que logró la total aprobación de la sala.
Tras este plato, el menú fue creciendo en complicación y prueba de ello es la propuesta de Medina, que se basó en un guiso de zamburiñas cocinadas en sake, que posteriormente se añadía el caldos extraído a un sofrito de puerro, cebolla y ajo. Una combinación sorprendente, donde ya se empezó a notar el picante, y que configuraron el relleno de una empanadillas chinas.
Para continuar coció huevos a baja temperatura, y realizó un guiso de pato con pimienta de Sechuan durante más de 7 horas, con el objetivo de realizar una sopa birmana caracterizada por tener siete picante; y todo ello lo hizo acompañar por noodles.
Posteriormente realizó un bocado con pan al vapor, panceta, cebolla, cacahuete, crema de cacahuete, cilantro y pepino. Demostrando que un bocadillo no es solo meter algo entre dos rodajas de pan sino que te puede llevarte gustativamente donde el cocinero lo desee.
El sexto plato consistió en oreja con lechuga picante. Este sin duda fue el plato más potente de menú. No apto para todos los estómagos.
Como colofón recreó un postre que creó en las islas Canarias y que estaba enfocado a "traerles lo que no tiene en las islas, nieve y pinos" por eso consistió en una espuma granizada de limón con una esfera realizada con alginato con un intenso sabor a pino.
Este menú que degustaron un centenar de personas supuso la traslación de un matrimonio perfecto entre la tradición gastronómica española y la ancestral cultura oriental o lo que se suele denominar cocina fusión