CAFETERÍA LA NAU, UN OASIS EN MEDIO DE LA CIUDAD


Cuando uno llega al histórico edificio de la Universidad de Valencia, ahora Centro Cultural La Nau, se encuentra con uno de los edificios más importantes y destacados de Valencia. Tanto por su importancia histórica, pues fue una de las primeras universidades de España, fundada en 1499, como por su estilo arquitectónico y su emblemático Claustro Mayor.
Estamos en un espacio donde se realizan todo tipo de actividades culturales: conciertos, exposiciones de arte, conferencias, presentaciones de libros, actuaciones y un sinfín de actividades relacionadas con el arte y la cultura, especialmente la valenciana. Toda una programación que a lo largo del año y de manera totalmente gratuita, la Universidad pone al alcance de todos los valencianos y visitantes.
Las puertas de este singular y noble edificio están abiertas para todo el mundo y la entrada es libre. Tan libre como si fueras por la calle. Nadie te pregunta, nadie te mira ni te dice nada. Te puedes cruzar con el conserje o con cualquiera que forme parte del personal, que nadie te dirá ni te mirará siquiera. Al mismo tiempo, no verás una sonrisa, ni oirás un saludo, ni un buenos días. La sensación de frialdad es absoluta. Parece que todo el mundo en esta institución vive en una burbuja consigo mismo y lo mismo les daría estar allí que en otra parte.
El contraste a esta frialdad está en la cafetería del propio edificio: "Cafetería La Nau"
Hoy hablaremos con Carmen Sáez, responsable de dicha cafetería. Carmen tiene sus raíces en Buñol y se muestra orgullosa de su pasado y del poso masónico presente en el pueblo desde el siglo XIX, que le llevó a ser la población más republicana y anticlerical de la región en aquel momento. En cuanto a la lucha obrera iniciada en su industria, Teodoro Llorente, prócer de las letras valencianas, describió a sus gentes como «liberales y progresistas» y «gente leída y discutidora». Evidentemente, Carmen, como buena buñolense, tiene las izquierdas en la sangre y es fiel heredera de ese pensamiento: liberal y progresista.
Carmen regenta desde hace más de veinte años, esta cafetería que ocupa un extremo del antiguo edificio de la Universidad. No es exagerado decir que es la imagen amable del centro. Alejada de la seriedad que imponen los cargos políticos y académicos de la Universidad y más alejada todavía de la pequeña política que se desarrolla de puertas para dentro, es a la vez, la verdadera relaciones públicas del centro, pues cuantas personalidades académicas pasan por esta institución: rectores, políticos, delegaciones de otras universidades, nacionales o extranjeras, cualquier personalidad que llegue a la Universidad, pasará por la cafetería donde será recibida por su anfitriona que trata y departe con sus clientes como verdaderos invitados, pues como ella misma dice, la cafetería es como su propio hogar. Desde el mobiliario, la decoración, la música ambiente, el personal y hasta los últimos detalles, hacen de este, un verdadero oasis de paz donde encontrarse a sí mismo, comer o disfrutar del ambiente cultural de su entorno.
La Cafetería La Nau se inauguró el año 2002. Dispone de dos alturas y una terraza en el Claustro Menor del edificio. También tiene un comedor privado que puede considerarse la joya de la corona, donde se reúnen para comer las personas invitadas.
Pero comencemos por preguntarle:
-¿Puedes contarme el proceso que ha tenido esta cafetería desde que te hiciste cargo de ella?
-Esta cafetería -me comenta- no era así como la vemos ahora. En estos más de veinte años ha sufrido muchos cambios a mejor y hemos conseguido crear un espacio digno, a la altura del lugar que ocupa.
-¿Pero cómo empezó todo?
-Yo venía del campo de los seguros -me cuenta a grandes rasgos-. Posteriormente abrimos una panadería-charcutería en la calle de La Nave. Era conocida por el personal de la Universidad que frecuentaban el local y a instancias del vicerrector D. Rafael Gil, me propusieron el cambio: hacerme cargo de una cafetería dentro de sus instalaciones. Una cafetería en ciernes que a nadie interesaba por no tener cocina. Sin embargo, yo supe verle el lado positivo y las grandes posibilidades que tenía. Era un reto, por supuesto, pero con esfuerzo y confianza la sacamos adelante.
He de insistir en que todo fue gracias a la ilusionada visión de Rafael Gil y del rector entonces, Paco Tomás. Me contagié de esa ilusión por el proyecto y dimos el salto. Así fue como empezamos. Más adelante conseguí que se abrieran todas las puertas del edificio. ¿Cómo iban a entrar a la cafetería si la puerta que da a la Plaza del Patriarca estaba cerrada? Con los años vendría todo lo demás.
-¿Tienes alguna vinculación con la Universidad y el Centro Cultural La Nau, Aparte de ser la responsable de su cafetería?
-Vinculación directa, no. Sólo puedo decirte que me siento parte de esto. Mi vinculación con la Universidad va más allá del trabajo, es sentimental. La ilusión primera que he comentado antes, sigue totalmente viva y ello hace que me sienta una pieza más de este centro.
-Son evidentes las diferencias que presenta este local con el resto de cafeterías de Valencia ¿Ello es una ventaja o, por el contrario, limita la expansión de tu negocio?
-En muchos aspectos es una ventaja. El marco es incomparable. No hay tráfico, ni ruidos y se respira un buen ambiente. Hay otros aspectos que sí, que me limitan, como cuando se decide cerrar puertas. En esas situaciones he de asumir que se hace por fuerza mayor o por circunstancias que obligan a ello. Lo comprendo, aunque ello signifique no poder atender a mis clientes habituales, cosa que me duele. Supongo que es el peaje a pagar.
-¿Qué grado de independencia, si lo hay, existe entre la cafetería y este Centro Cultural?
-Hay independencia, por supuesto. Mi negocio es totalmente independiente de la Universidad, pero no olvidemos que esto es una contrata y existen ciertas condiciones.
-¿Llevar esta cafetería es una responsabilidad añadida a la propia del negocio?
-Evidentemente. Esto lo llevo bastante bien, porque no hace falta que nadie me diga donde estamos. Soy la primera consciente de ello y acepto esa responsabilidad porque, como he dicho antes, me siento implicada. Amo este edificio y lo que representa, por eso soy feliz con este trabajo. Más de uno me ha dicho que esto es como si fuera mi casa. No es así exactamente. Yo lo diría de otra forma: Mi casa es allí donde estoy.
-Precisamente antes he dicho por mi cuenta, que recibes a los clientes como si fueran invitados.
-Es que es así exactamente. No puedo evitarlo. Cuando llega un cliente, lo recibo lo mismo que si viniera a mi casa. No es que quiera dar esa imagen, es que es una obligación que me enseñaron desde pequeña: ser responsable, amable y educada. Lo único que yo quiero es que el que entre por esa puerta se sienta a gusto y una sonrisa nunca está de más.
En mitad de la entrevista entran unas personas que buscan a Carmen para saludarla. Es el antiguo vicerrector D. Ramón López, acompañado de tres miembros de una universidad brasileña, que están de visita. Casualmente he sido testigo del cariño y la amistad que se mostraban. He podido ver resumido en una imagen todo lo que hemos hablado: su amabilidad, su sonrisa, su entrega y esa vinculación sentimental que, en este caso, marca la diferencia en la forma de llevar un negocio: considerando a la persona por encima del cliente.
-Hablemos del comedor privado de esta cafetería.
-Esta preciosidad de comedor privado que tenemos aquí, fue otra cosa que no estaba prevista al principio. Desde la Universidad había reticencias para su uso como comedor de la cafetería. Les convencí y el resultado está a la vista. Todo el mundo está encantado con él.
Carmen habla con sinceridad y dice lo que piensa sin ambages. Nunca se ha mordido la lengua. Sinceridad ante todo, al tiempo que educación y saber estar. Hablamos sobre los estudiantes; quizás deberían ser más tenidos en cuenta. Hablamos de la Biblioteca que ya no es lo que era desde la pandemia; una pena. Ahora se restringe todo y se complica. Hablamos de carencias. Hablamos de cosas que se podrían mejorar. Hay que seguir trabajando en ello. Es evidente que todavía quedan ganas e ilusión para continuar. Existe implicación y entrega a raudales para hacer que esta cafetería, que es algo más que una cafetería, continúe siendo el digno escaparate del Centro Cultural La Nau al frente de este gran equipo de profesionales y de Carmen Sáez, su gerente y relaciones públicas (no oficial).
La entrevista ha terminado y se ha hecho el momento de despedirnos. Nos quedamos con el buen sabor de boca de la conversación y de un buen café, como el que se degusta en esta cafetería.