Bulat: ''Extrañaba Génova de tal forma que decidí escribirle esta carta de amor''
“Al igual que cada época tiene su propia Troya y sus propias pestes, no es menos cierto que cada persona tiene su propio París. Este París se llama Génova y este libro es un billete y, a su vez, una invitación para que entres a verla”.
Suena tentador, ¿verdad? Parece difícil declinar la invitación que Borja Segura Alabau (Valencia, 1997), a quien también conocemos como Bulat, nos hace llegar a través de su nuevo libro, Génova era una fiesta, con el que debuta en el mundo de la literatura con el sello de Libros Indie. En Viu València hemos podido conversar con él y acercarnos a este autor novel que llega pisando fuerte.
-¿Quién se esconde detrás de Bulat?
Realmente no se esconde nadie. No me gusta hablar de mí mismo en tercera persona, no soy faustiano en ese sentido, pero Bulat sigo siendo yo, un joven periodista recién graduado que intenta tener una visión del mundo propia, lo que pasa que con Bulat me permito decir algunas cosas que de otra forma no diría. Bulat no es ningún personaje, quizás sea una máscara, pero sigo siendo yo el que habla. Siempre he pensado que Peter Parker y Spiderman son la misma persona. En este caso es lo mismo, solo que yo no utilizo telarañas, solo palabras.
-¿Cómo describirías tu libro en tres palabras?
Fiesta, amor y nostalgia.
-Cuéntanos, Borja, cuándo y de qué manera emprendiste la tarea de escribir esta obra.
Después de visitar el cementerio de Génova me quedé muy impactado. Las lápidas, mausoleos y mármoles de aquel lugar aún están grabadas en mi retina. Recuerdo que aquella noche no podía dormir y empecé a escribir un pequeño relato sobre el sentimiento que había tenido en aquel lugar y poco a poco fui escribiendo más relatos. Después, cuando volví de Génova, extrañaba la ciudad de tal forma que me dolía recordarla y decidí escribirle esta carta de amor. Quien haya estado de Erasmus entenderá el sentimiento, se parece mucho a cuando rompes una relación amorosa. Yo rompí con Génova y le escribí un libro sobre nuestra relación. Tantos recuerdos no podían desvanecerse. El amor sigue ahí.
-¿Qué significa para ti haber concluido esta obra y verla publicada? ¿Cómo lo estás viviendo?
Escribir el libro me resultó placentero y catártico, publicarlo me ha dado ansiedad e insomnio. Aunque ahora es pronto para describir un sentimiento exacto y absoluto, estoy pasando por muchas fases relativas. A veces, lo sostengo en las manos y me siento orgulloso, otras me cago de miedo.
-¿Cómo está siendo la recepción del libro hasta la fecha?
Ni buena, ni mala. Poca gente lo ha leído, pero los que lo han leído se han quedado hasta el final por gusto y lo han disfrutado mucho. Me comentan que les ha enganchado, que se han reído y que alguno que otro ha sacado alguna lagrimilla. Los mayores me dicen que les hace regresar a esa juventud perdida. Los jóvenes se sienten identificados. Por el momento es suficiente, creo.
-¿Qué es lo que más te ha costado y lo que más has disfrutado en el proceso de creación?
Lo que más me ha costado es escribir el personaje de Sofía. Ella es una perfecta hija de puta, pero una hija de puta necesaria. Es un personaje que me duele leerlo. Lo que más he disfrutado ha sido todo lo que envolvía al proceso de creación del libro. Aunque parezca que no, han participado muchas personas en él, tanto de forma directa como indirecta. De hecho, un exmiembro de la camorra italiana revisó los diálogos en italiano y añadió alguna expresión napolitana muy particular en un capítulo que se desarrolla en Nápoles. Me ayudó a ofrecer ese aliño necesario para cumplir con el decoro lingüístico pertinente. No sé ya nada de aquel tipo, pero dejó su huella en el libro y eso es muy bonito.
-¿Cuánto hay de autobiográfico y cuánto de ficción en tu novela?
Toda la novela es una obra de ficción, pero perfumada con caracteres (en su sentido aristotélico) y vivencias personales. Es una visión del mundo personal a través de elementos ficticios.
-¿Qué es más difícil: escribir un libro o publicarlo? ¿Cuán complicado resulta para un autor joven y novel hacerse paso en el mundillo de la literatura en España?
Escribir un libro es fácil, lo difícil es escribirlo bien. Publicarlo tampoco es difícil, hay mucha gente que publica, lo realmente complicado es que alguien te lea y, sobretodo, que alguien te vuelva a leer. Cuando empiezas a escribir los que te leen lo hacen por compromiso, el objetivo ahora es trascender eso y que lo hagan por gusto. Creo que lo estoy consiguiendo.
Por otra parte, España es un lugar hostil y vil para la cultura. No hablo del cine de los Goya, ni de los Bardem ni de las Penélope Cruz, que parece ser que es la única cultura que se tiene en cuenta en este país de ministros ineficaces e inútiles. Hablo de cultura refiriéndome a la librería y al librero, al montador de escenarios, al iluminador, al teatro del barrio, a la pequeña editorial, al estudio de doblaje, a la imprenta, a los festivales poéticos… Todas esas personas que viven de la cultura pero que no salen en televisión y parece que no existen para los que dicen gobernarnos. Esa cultura lleva en crisis mucho tiempo. Durante la Ilustración intentamos levantar la cabeza en ese sentido, pero lo que hubo que hacer es cortar alguna que otra. Quien entra en cultura debe saber dónde entra. Así es el juego, pero no es resignación, es realismo. Todo se puede cambiar.
-¿Por qué la editorial Libros Indie? ¿Cómo llegaste hasta ella?
Envié el manuscrito a varias editoriales y entre las que me respondieron, me pareció la más sensata. Yo estaba trabajando en Londres de camarero y las condiciones del contrato me permitía compaginarlo.
-Un paréntesis. Si tuvieras que salvar sólo un libro (excluyendo el tuyo) de todos los que se han escrito a lo largo de la historia, ¿cuál sería?
Siempre he dicho que salvaría Cien Años de Soledad, ahí está todo lo que hemos sido. Pero, durante el confinamiento, he leído la Odisea de Homero y me replantearía salvarla. Allí nacimos como humanidad y no estaría mal llegar al Aqueronte con dos monedas y ese libro bajo el brazo. A Caronte se le pondría dura.
-¿Estás trabajando o pensando en nuevos proyectos actualmente?
Tengo varias novelas en mente, pero me falta madurez, experiencia, muchas lecturas y una calma que no dispongo para escribirlas. Pero las ideas las tengo a buen recaudo y he iniciado algún que otro esbozo. Tengo una vida en proyección. Ahora estoy buscando trabajo de periodista y estudiando la carrera de Filosofía.
-¿Cómo convencerías a un lector o una lectora de que deben adentrarse en las páginas de Génova era una fiesta?
Si están perdidos en la vida, si piensan que todo es una mierda, si ven que no hay salidas, si los que gobiernan no les representan, si ven ideas justas prostituidas por demagogos y oportunistas, o si se sienten inseguros consigo mismos, el libro les puede servir para anestesiar sus problemas, incluso para afrontarlos, pero no para solucionarlos. Génova era una fiesta puede ser una llave para entrar a ellos mismos, pero son ellos quienes deciden qué diablos hacer ahí dentro.